Éste
es el tiempo que te tocó vivir,
Esas
tus circunstancias
ansiosas
de que les insufles dignidad,
esa
tu casa,
donde
cobijar tu alma,
y
aquélla, la mente,
tu
mejor bandera.
Nunca
mires atrás,
ese
agitar de ramas
que
una vez creíste ser,
eso
que tu sientes,
son
sólo espasmos de aire,
que
se cuelgan de tu cabeza,
son
sólo veloces nubes
en
busca de lluvia,
no te confundas.
Sé
paciente,
como
un estático puente.
Bajo la bóveda de tus ojos
pasará
el agua de la crecida,
aguas
envilecidas y torbellinos
que
a poco serán mar,
que
a poco anochecer y albor,
ilusión
para los enamorados.
Razona,
piensa
en silencio,
ríe,
sueña, ama, sufre, ...
y
nunca empuñes la hoz de la muerte.
Todos
somos dos mundos,
y
uno no es del todo nuestro,
recuérdalo
y nunca mires atrás.
Elías
Bellido, 2003