ref. Pub-01_25/03/06
ISBN: 968-16-7530-4
El Sueño Prerrafaelista
William Gaunt
Fondo de Cultura Económica, 2005
Decía Salvador Dalí que él aspiraba a «pintar como
prerrafaelista», yo también.
Recuerdo mi primer
encontronazo con este grupo. Fue en la biblioteca de
arquitectura de Sevilla, cuando hurgando en la estantería de
arte di con un libro que me cautivó nada más abrir sus páginas.
En aquella época me gustaba especialmente la pintura de Gustav
Klimt, esas mujeres fatales rodeadas de fondos exquisitamente
adornados, y las láminas de aquel libro, que ahora diez años más
tarde tengo entre mis manos [1], me recordaron entonces al
pintor vienés. Allí estaban aquellos cuadros de un pintor que
decía llamarse Dante: bellas mujeres de cabello largo y labios
encarnados que expresaban tristeza y parecían todas una.
Allí por primera vez vi la «Ofelia» de Millais y los
mundos fantásticos de Burne-Jones.
Los
prerrafaelistas o prerrafaelitas, fueron un grupo de artistas que desarrollaron
sus obras en la Inglaterra victoriana de la segunda mitad del
siglo XIX y cuyo lema consistía en volver a la pintura anterior
a Rafael (Sanzio), más allá del Renacimiento que a algunos les
llegaba incluso a disgustar. Los
miembros más destacados de la Hermandad Prerrafaelista fueron John Everet Milllais (1829-1896), Holmant Hunt (1827-1910),
Dante Gabriel Rossetti (1828-1892), William Morris (1834-1896) y
Edward Burne-Jones (1833-1998). Junto a estos destacaron
figuras asociadas al movimiento como Ford Madox Brown (1821-1893) y
John Ruskin (1819-1900). Madox Brown fue profesor de Rossetti,
tuvo contactos con los nazarenos alemanes y en cierta manera,
si no oficialmente, al menos por su amistad y conexiones
con algunos miembros del grupo puede considerarse otro prerrafaelista.
John Ruskin (1819-1900), intelectual de gran talla y pintor
ocasional, además de compartir a su esposa con Millais, influyó en toda esta generación de artistas con
sus escritos, especialmente con su «Pintores Modernos».
El tema común de la Hermandad Prerrafaelista,
como ellos mismos se llamaron, es muy discutido y este es uno de los ejes fundamentales del libro de Gaunt. Sin
duda, uno de los temas recurrentes, quizás el más importante, fue
la imitación de la naturaleza, ahora bien, la interpretación que
los prerrafaelistas hicieron de esta «fidelidad a la naturaleza»
fue muy subjetiva, y muy alejada de la que, por ejemplo, estaban
haciendo en esa misma época los impresionistas franceses. Los
prerrafaelistas eran exactos y precisos en extremo, minuciosos.
Como ejemplo sirva la vegetación del fondo de la «Ofelia»
de Millais.
Paralelo a la imitación de la naturaleza estuvo el tema de la
veracidad. Nada es inventado, el artista se sienta delante de la
naturaleza y la capta en su lienzo. Fue Holman Hunt el que llevó
esta idea al extremo, y Gaunt nos relata de una manera que roza
lo grotesco, la obstinación del artista en este sentido. Hunt,
en aras de la veracidad, pasó varias noches al descubierto
pasando un frío horrible para captar la luz de la luna para el
fondo que cobija a Cristo en su «La
luz del mundo». En otra ocasión se trasladó hasta las costas
del Mar Muerto donde pasó varios días pintando bajo las
condiciones climáticas más rigurosas, para situar al animal
protagonista de «El chivo
expiatorio» en el desierto donde él supuso que se habría
desarrollado la escena bíblica del Levítico en la que se basa el
cuadro.
Sin
embargo, al igual que ha ocurrido con otros grupos artísticos a
lo largo de la historia del arte, el prerrafaelismo se supeditó
al carácter individual de cada uno de los
miembros del grupo que fueron imponiendo nuevos contenidos a
su obra. La Edad Media estuvo presente en la obra de Rossetti y
sus «alumnos» Morris y Burne-Jones. Rossetti, poeta y pintor
de ascendencia italiana, adorador de Dante y, sin duda, el
personaje más excéntrico y llamativo del grupo -adicto al cloral y capaz de
desenterrar el cadáver de su mujer para hacerse con los poemas
que le había dedicado en vida y que había depositado en su tumba
en un acto romántico-, se embarcó en pinturas en las que se
mezclaba la Edad Media con escenas de la «Divina Comedia» y
con mujeres fatales que trascendían claros simbolismos. Morris
se embarcó en una lucha contra de la revolución industrial, y
para ello echó mano del socialismo utópico inglés con la
paradoja de que sus libros miniados, sus muebles con motivos
medievales y sus tapices de hojas eran un lujo que no estaba al
alcance de los trabajadores. Burne-Jones se inspiró en su amplió
conocimiento literario e indagó en escenas mitológicas de
caballeros con armadura, doncellas de tez pálida y magos. La
literatura y la poesía inglesa -Keats, Chaucer, Tennyson, Malory-
estuvo especialmente intrincada con el mundo prerrafaelista
sirviendo no sólo como inspiración a un gran número de cuadros.
Rosseti y Morris fueron escritores de cierto éxito en su época.
Holman Hunt, el pintor de las ovejas y de las cabras que se
salen del lienzo, el más obsesivo de la confraternidad, fue más
allá de la Edad Media trasladando a sus cuadros escenas
bíblicas. De hecho, la religión fue también uno de los motivos
principales del prerrafaelismo.
Por
último, Millais, el gran genio, el niño mimado de la Academia,
el pintor al que no le importó mezclarse con la nobleza rural y
dedicarse entre obra y obra reconocida, al deporte, a la caza de
la zorra y a la pesca del salmón. Millais, que pronto abandonó
el espíritu prerrafaelista de su «Ofelia», la
medievalidad de su «Isabel» o el simbolismo religioso de
su «Cristo en casa de sus padres», para hacerse el pintor
de inocentes niños que demandaba la sociedad. Su «Burbujas» se hizo famoso
en el mundo entero de la mano de la publicidad de una empresa de
jabón.
En
los últimos años los Prerrafaelistas han sido objeto
de especial atención dentro del panorama artístico de nuestro
país. Recordamos la exposición «Prerrafaelitas: la visión de la
naturaleza» organizada en 2004 en Madrid por la Fundación La
Caixa que atrajo a un gran número de visitantes. El libro de
Gaunt viene a coincidir, no sé si de manera premeditada, con
este interés creciente por este grupo de artistas y sus
intrincadas biografías. El autor, William Gaunt (1900-1980), fue
artista, crítico de arte y uno de los más reconocidos
historiadores del mundo anglosajón, en la misma editorial, tiene
publicado «El Olimpo Victoriano», otra interesante obra sobre
el movimiento artístico inglés que guió su inspiración en la
antigua Roma y Grecia y cuya reseña esperamos recoger aquí en un
futuro.
Y
ahora embriaguémonos en un sueño... en un sueño prerrafaelista.
Otra bibliografía sobre los prerrafalistas:
[1] Timothy Hilton. «Los Prerrafaelitas».
Ediciones Destino,1993.
[2] Gabriele Crepaldi. «Artbook. Prerrafaelistas».
Electa bolsillo,1999.
[1] Allen Staley y Christopher Newal. «Prerrafaelitas.
La visión de la naturaleza» Catálogo de la exposición del mismo
nombre. Fundación La Caixa, 2004.